Un fuerte viento en la inmensidad de la llanura del campo
me arrancó de golpe
de los zapatos y las palabras
que nos atan a esta vida, rápida y sin vida.
***
Le pregunté amablemente, estiré mi brazo
tan peludo y tan animal,
y desnudo, sintiendo los cortes y astilladuras
del tronco.
Subí. Me senté en su tripa.
Ansia de cielo.
Subí un poco más alto
y aparté una rama amiga que me tapaba
cogiéndola por una piña pegajosa pendulante,
y allá entre el desierto negro
y lleno sólo de vacío, de llano y de sombra
un falso amanecer,
luz,
la gente,
la civilización
un pueblo sin nadie.
Sólo destellos parpadeantes
de farolas que parece que lloran.
De todos los animales,
yo, el único.
Estoy solo - pensé -
no tengo amigos.
La psilocibina
avala mis pensamientos.
avala mis pensamientos.
(Parra)
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